Amor por los autos

*Por las calles de la ciudad de Xalapa, museos rodantes como los Cadillac Town Sedan de Al Capone; el Jaguar que inmortalizó el Santo, los Mercedes- Benz, Peugeot y los Renault

Javier Salas Hernández

Xalapa, Ver. – Solo hay entre cien y doscientos en la ciudad; de andar por ahí, a cualquier hora del día, no pasarían desapercibidos. Son majestuosos, imponentes, de metal colorido y elegantes.

Son los autos antiguos, bellos museos rodantes con la capacidad de transportarnos a las diversas épocas de la historia. Los Cadillac Town Sedan de Al Capone; el Jaguar que inmortalizó el Santo, el Enmascarado de Plata; o los Ranger Rover, los preferidos de la Reyna Isabel de Inglaterra.

La combi y el clásico vochito de Volkswagen; los Mercedes- Benz, los Peugeot, los Ford, y los Renault, los Chevrolet, los Datsun, los Porche, entre otros. En su época fueron unos de miles, hoy son uno entre miles.

Detrás de cada uno de ellos hay una historia singular y muy particular que le da un valor agregado.  Para ser clásicos, aunque estén restaurados, deben conservar, al menos, el 85% de sus partes originales, tener como mínimo 30 años de antigüedad, y encontrarse en perfectas condiciones físico-mecánicas.

El Chevrolet 1963, de color rojo tornado, de parrilla cromada; de tapicería de piel genuina del color del exterior, y con el tablero con botones cromados y su inseparable tocacintas, era uno de los autos más añorados por los chavos de aquella época.

Para poseer uno, solo se necesita una cosa: amor a los autos.

 

 

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